LAS RELACIONES ENTRE LAS PERSONAS: LA INTERACCIÓN CON L@S DEMÁS
En los dos primeros meses de vida, el bebé establece interacciones con el cuidador, que establece sus necesidades.
Del tercer al octavo mes, se da la sonrisa social, la distinción entre lo conocido y lo desconocido etc. Las interacciones que establece sigue siendo casi exclusivamente con el adulto, aunque con los iguales se activan motrizmente ante su presencia, como pueden hacerlo ante cualquier objeto que llame su atención.
Entre los 8-15 meses, el bebé entra en un periodo que Freud llamó objetal porque es capaz de distinguir a su madre de tod@s los demás objetos y personas y, a partir de ese momento, pasa a ocupar un lugar privilegiado, se convierte en figura de apego primaria.
En esta fase, se interesa en algún momento por los iguales, pero no tiene ninguna necesidad de relacionarse con ell@s. Van adquiriendo sus primeras normas sociales, responden al no deteniendo su acción. Muestra hhss como responder a su nombre o a sencillas demandas del adulto, saluda con la mano, da besos y abrazos… y hábitos sociales básicos.
De los 15-24, su interés principal siguen siendo los adultos, amplía el abanico de relaciones con otros adultos. Su relación con los iguales sigue caracteriza por el aislamiento. Hacia el final de esta fase las relaciones con los iguales son mucho más frecuentes.
Es una edad estupenda para iniciar a l@s niñ@s en hábitos sociales de forma más sistemática, disfruta participando en tareas mucho más sencillas, ayuda a poner la mesa, a recoger, le gusta ser autónomo en tareas que controla.
A partir de los 2 años se interesa por los demás niñ@s. El desarrollo de la capacidad simbólica le permite compartir el significado de actividades que realiza, simular acciones e intercambiar papeles dentro del juego simbólico. El inicio en los juegos de simulación supone un avance significativo a nivel social por las relaciones que establece con los demás en este tipo de juegos, le permite ir profundizando en el conocimiento social, además de interiorizar y poner en práctica las normas sociales de comportamiento.
Sus deseos de autonomía le llevan a intentar hacer las cosas solo y eso ayuda al aprendizaje social de hábitos. Muestra capacidad de autonomía a nivel de alimentación, vestido, aseo, sueño y orden.
Ha incorporado normas sociales de buenos modales y ha aprendido las normas que imperan en casa.
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