10 de diciembre de 2015

EL CALZADO EN LA INFANCIA

EL CALZADO EN LA INFANCIA


CONSIDERACIONES SOBRE EL CALZADO

El pie es especialmente un órgano táctil durante los primeros meses de vida. Gracias al calzado, el bebé, recibe unos estímulos que se originan por el contacto del pie con el entorno externo. Por lo tanto, es un error usar un tipo de calzado que, por sus características de construcción, impida este intercambio de información. Para su elección, se deben valorar aspectos como: quietar y poner, holgura, etc.

Cuando empieza a andar hay que añadir otras consideraciones relacionadas con el tamaño del pie y sus funciones.

Una de las funciones es mantener el equilibrio, otra el desplazamiento y, por último, la capacidad de reaccionar y evitar caídas gracias a la información de la posición que recibe el cerebro de los ligamentos y tendones del pie.

En cuanto al desarrollo del pie hasta los 6 años no se considera que tenga una forma parecida al pie del adulto. Al principio es plano porque el puente aún no se ha desarrollado, y tienen una gran flexibilidad. El crecimiento del pie a estas edades es muy acelerado, 3 cm al año.

Todo esto ha de tenerse en cuenta antes de elegir el calzado más adecuado, es decir, se debe prever que no perjudique al crecimiento del pie y que contribuya a un buen desarrollo.

¿CÓMO DEBEN SER LOS ZAPATOS?

Han de ser adecuados al tamaño del pie y se han de adaptar perfectamente, manteniendo una buena sujeción en el talón y dejando movilidad a los dedos. La suela ha de ser flexible para permitir que el pie pueda hacer el movimiento de torsión entre la parte anterior y posterior y los movimientos de flexión de los dedos.

El material de la suela variará según la edad: Cuando empiezan a andar, la suela ha de tener consistencia, no ha de pesar, ha de tener gran flexibilidad y un grueso de unos 3 mm. En edad escolar, se recomienda suela de cuero con doble suela en la parte del talón y en el antepié.

El cuerpo del zapato ha der ser flexible, pero con refuerzos para que el pie se mantenga bien sujeto y evitar que se deslice hacia los lados; tampoco han de contener dobleces ni costuras gruesas en el forro. Muchos especialistas aseguran que el calzado ha de ser individualizado y que cada uno ha de adaptarlo a sus pies; por ello recomiendan que no se reutilice el de hermanos mayores. Muchos pediatras no están de acuerdo con esta recomendación.

Los zapatos no deben reducir la capacidad de movimiento del pie y han de ser fáciles de quitar y poner. Son preferibles los zapatos que permitan una apertura amplia y dispongan de una buena sujeción.Se recomienda el sistema de cordones con 4 u 8 agujeros que permiten adaptar el volumen del pie a la capacidad del calzado. Un buen sistema de cierre evita que el pie resbale hacia delante. El velcro se recomienda para menores de 3 años.

Es aconsejable que los zapatos sean de materiales transpirables y el uso de calcetines de fibras naturales, para evitar el exceso de sudoración. Para mantener la higiene y duración del calzado conviene limpiar, cepillar y airear los zapatos con regularidad.


Un buen calzado ha de ser confortable, permitir la función normal del pie y contribuir al mantenimiento de la salud del usuario.




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