25 de octubre de 2015

SÍNDROME DE PETER PAN

SÍNDROME DE PETER PAN

El síndrome de Peter Pan es un trastorno del desarrollo de la personalidad, donde el sujeto se niega a asumir el paso del tiempo y desempeñar un rol de adulto. El término fue acuñado por el psicólogo Dan Kiley en 1983.

Dicho síndrome se caracteriza por la presencia de ciertos aspectos de inmadurez, social y psicológica, acompañados por disfunciones sexuales y es más frecuente en el sexo masculino. Los afectados presentan una personalidad narcisista e inmadura. Mientras el sujeto crece, su percepción interna del yo, permanece en la infancia.

Según Kiley, quien presenta dicho síndrome, posee rasgos de rebeldía, cólera, irresponsabilidad, narcisismo, dependencia, y no aceptación del envejecimiento, manipulación, y creencia de trascender las normas y leyes. No poseen capacidad de empatía y no se abren al mundo de los adultos.

Causas del síndrome de Peter Pan

El síndrome de Peter Pan puede ser consecuencia de múltiples factores (rasgos de personalidad, estilo de afrontamiento de los problemas, etcétera). De todos ellos, el más importante tiene que ver con la infancia:

  • Una excesivamente feliz: el paciente la idealizala. El síndrome busca inmortalizar esos momentos viviendo en una infancia constante.

  • Una infancia completamente infeliz: el paciente tiene una carencia de afecto.La función del síndrome es recuperar el tiempo perdido.
La mayoría de los estudios sostienen que este síndrome es frecuente en casos en los que no ha existido un aporte afectivo estable, la educación ha sido demasiado permisiva o ha existido déficit escolar.

Existen rasgos de personalidad como la tendencia a la evitación o la dependencia emocional que están íntimamente ligados con este síndrome, no tanto en su origen como sí en su mantenimiento. 


Prevención del síndrome de Peter Pan

Debido a que la primera causa del síndrome de Peter Pan reside en el estilo educativo recibido en la infancia, los adultos que rodean al niñ@, especialmente los padres, son los principales agentes preventivos de este problema.

En este sentido, no se debe hacer de la vida real de un niñ@ el escenario de Nunca Jamás. Los niños deben también aprender a asumir responsabilidades ajustadas a su edad. Muchos padres evitan esto pensando que su hijo será más feliz si la vida le resulta más cómoda. Para que un niñ@ sea feliz, al igual que un adulto, debe verse resolviendo problemas. Afrontando retos.

Por otro lado, un estilo educativo hostil, rígido y con carencias afectivas importantes también podría predisponer al padecimiento del síndrome. Por lo tanto, el éxito de su prevención reside en educar a los más pequeños de una manera en la que el amor incondicional se combine con unas pautas de conducta firmes y bien establecidas que permitan la aceptación de responsabilidades propias de la edad de crecimiento del niñ@.





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