24 de mayo de 2016

ROSA Y AZUL

ROSA Y AZUL




En el S. XVIII, algunas sociedades hacían una diferenciación de los roles del hombre y de la mujer, atribuyendo para cada sexo un destino social diferente, y justificando esta diferencia en las distintas características naturales entre hombres y mujeres y en que ambos realizan tareas distintas. Con el nacimiento de la escuela moderna se acentúan estas diferencias al postular que niños y niñas deben tener una educación diferenciada. La educación formal no sólo es utilizada para legitimar la desigualdad que va a producir, también va a producir individuos con capacidades diversas como corresponde a las necesidades de una sociedad con una elevada división del trabajo. 

A partir de la Ley General de Educación (1970) se desarrolla la educación mixta y se produce un incremento de los niveles educativos de las mujeres jóvenes; ya que la educación mixta favoreció en gran medida el acceso de la mujer a la mejora educativa. A pesar de esto, las mujeres siguen dirigiendo sus estudios superiores (FP y carreras universitarias) hacia oficios tradicionalmente femeninos; por influencia familiar, de los medios de comunicación y del entorno social, que siguen produciendo mensajes de diferenciación por sexos. Además, cabe mencionar que siguen teniendo peores posibilidades en el mercado laboral y peores remuneraciones.

La interacción establecida en el aula varía en función de las expectativas de los docentes respecto de la mayor adecuación de los contenidos para niños y niñas, ésta también puede variar por la actitud del alumnado según lo que se espera de ellos/as.




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